Saturday, May 22, 2010

La reforma islámica: Diversidad, deber y necesidad

A Muhammad Ahmad

Do not accept information on faith; critically evaluate it with your reason and senses

No aceptes información por fe; evalúala críticamente con tu razón y tus sentidos

(17:36)
, Quran: A Reformist Translation

Si bien fue la destrucción de las Torres Gemelas el hecho que hizo visible para la opinión pública mundial el peligro que representa el Islam radical, hubo un sinnúmero de advertencias previas para quienes supieron escuchar. No sólo los atentados previos de Al Qaeda y otros grupos, sino también el terrible régimen talibán en Afganistán y su repugnante misoginia y represión de toda manifestación artística y cultural. Lamentablemente, no todos los fundamentalismos gozan de mala reputación en Occidente, donde la represión tiránica de la casa de Saúd tiene el beneplácito de gobiernos nominalmente preocupados por los Derechos Humanos y las libertades individuales, mientras que otros regímenes similarmente déspotas y sanguinarios, como el Irán de los ayatolás, son efusivamente condenados por medios, políticos en busca de votos y opinadores profesionales. Después del 11-S y el ilusorio “Fin de la Historia” el Islam es considerado por muchos la amenaza número 1 a la civilización occidental y la simplista concepción del Islam como sinónimo de bombas y fanatismo es un lugar común. A la sombra de todo esto, ajeno a la curiosidad de los medios, existe un tímido movimiento de reforma que hace énfasis en la paz, la tolerancia y la adaptación de las enseñanzas del Profeta, la paz sea con él, a los nuevos tiempos, donde son el jet y el coche los medios de transporte en lugar del camello y el jamelgo y donde el llamado del ulema puede ser transmitido por fibra óptica.

El Islam posee más de mil millones de fieles repartidos por todo el mundo. Luego de su humilde y sangriento origen en los desiertos de Arabia, hace unos 14 siglos, se expandió con brío por todo el viejo mundo y no tardó en venir al nuevo, de la mano de esclavos e inmigrantes. Tanta dispersión geográfica, cultural y temporal no puede sino dejar huella en las prácticas religiosas, como en efecto ha sucedido. La ausencia de una jerarquía islámica formal, luego del fallecimiento de los califas y sus descendientes, ha permitido la evolución de sistemas éticos y religiosos sumamente distintos en diversos rincones del globo. Así, hoy somos testigos de las sangrientas luchas de sectas sunnitas y chiítas, nominalmente hermanos de fe, y mientras que en Afganistán controlado por los talibanes el maltrato a las mujeres es sólo quizás superado por el maltrato a los perros, en Pakistán Benazir Bhutto fue primer ministro y las candidatas más populares en últimas elecciones en Bangladesh han sido dos mujeres, sin olvidar el gobierno de Megawati Sukarnoputri en Indonesia.

A pesar de que Jesús es considerado un gran profeta (pero no el Mesías) en la tradición islámica, una de sus más controversiales enseñanzas (que si fuese acatada por muchos cristianos nos ahorraría dolores de cabeza colectivos) no es escuchada por gran parte del Islam: “Al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios”, al no existir una separación formal entre Estado e Iglesia, ya que el Islam es una sistema ético con atribuciones legales y de resolución de disputas. Una interesante excepción a este caso es Turquía, que bajo la influencia de Kemal Ataturk, durante las primeras décadas del siglo pasado experimentó una occidentalización forzada y la imposición de un estado laico en una sociedad mayoritariamente musulmana. Hoy en día, como resultado de un laicismo feroz y un patriotismo sin par, Turquía ha de ser una de las naciones más extrañas en este mundo, donde los militares periódicamente ejercen golpes de estado que tienen por objeto el evitar la radicalización de gobiernos de partidos musulmanes electos democráticamente y buscan restaurar la neutralidad perdida. No es sorprendente entonces que sea el lugar de nacimiento de uno de los esfuerzos más ambiciosos de una reforma islámica, donde un grupo de estudiosos se dedican a analizar el Corán y los comentarios a las enseñanzas de Mahoma, el Hadith, que también forma parte de la tradición islámica y buscan el entender el contexto de los mandatos que se encuentran en sus páginas. Así, la prohibición de viaje a mujeres sin acompañantes masculinos sería insostenible hoy en día, al tener su origen en el peligro de asaltantes y violadores en el desierto, durante los violentos tiempos de Mahoma y no debido a la misoginia del Profeta. Asimismo, el hecho de que Mahoma fuese mantenido por su primera esposa, una rica comerciante, durante un largo periodo de tiempo, sería garantía de la libertad de la mujer de ganar su propio sustento. Al margen de que los argumentos aquí esgrimidos sean o no discusiones bizantinas (nunca mejor dicho), un análisis y discusión de esta naturaleza abre las puertas a una interpretación más progresiva del Islam, compatible con un estado laico y democrático, lejos del hombre de paja que a tantos vendedores de amenazas y perros de guerra interesa.

Una de las voces más valientes y resaltantes en este coro es Irshad Manji, una canadiense de origen ugandés, que si bien se considera occidental y feminista, a diferencia de apóstatas como Salman Rushdie y Ayaan Hirsi Ali, se sigue considerando musulmana, además de lesbiana. Irshad dirige el proyecto Ithyihad (interpretación propia), por el coraje moral y promueve discusiones de puntos de vista alternativos del Islam que realzan el papel de la mujer y la tolerancia hacia gente de otras creencias. Su blog es un motivo para ser optimista y creer que es posible un entendimiento entre dos maneras supuestamente opuestas de ver el mundo. Manji ha publicado también un libro llamado El problema con el Islam. Otra visión de un Islam distinto viene presentada en el documental A Jihad for Love, que describe las vicisitudes de ser homosexual y musulmán y postula argumentos a favor de las relaciones entre personas del mismo sexo a pesar de la prohibición explícita del Corán. El film, del director indio Parvez Sharma, también gay y musulmán, muestra la historia de varios personajes a lo largo y ancho del mundo islámico, que luchan no sólo por lograr la aceptación de otros o el escape a una ansiada libertad, sino también la reconciliación entre las más preciadas creencias y su sexualidad. La conmovedora situación del clérigo sudafricano que se ha divorciado de su esposa y fomenta el entendimiento de los homosexuales, como él mismo, a ratos resulta divertida, al establecerse una discusión acerca de si el sexo oral entre hombres está prohibido o no. La persecución es evidente, sin embargo, no es universal en todo el mundo islámico y aquí Turquía es de nuevo la excepción. Aún queda mucho por recorrer en materia de aceptación, pero las historias aquí contadas son elementos de otra historia mayor, de pasiones humanas innegables que luchan por ser aceptadas y abrir una rendija de tolerancia y flexibilidad.

La convivencia entre el Islam y Europa no ha sido fácil. La cultura madre del Renacimiento ha aprendido a valorar la paz y la tolerancia, luego de miles de años de luchas intestinas, mientras que muchos de los inmigrantes, provenientes de las ramas más conservadoras del Islam, se escandalizan ante lo que consideran decadencia moral y pretenden imponer sus puntos de vista. El asesinato del director Theo Van Gogh fue una muestra del peligro fundamentalista en Europa. El triste episodio de las caricaturas de Mahoma y la autocensura de muchos periódicos demuestra que este peligro es un arma de doble filo, cuando los occidentales asumimos que con el Islam no es posible un diálogo racional y abdicamos de nuestra tradición de libre pensamiento, no sólo debido al miedo, sino al considerar a los musulmanes como niños con rabietas a los que hay que apaciguar. Sin embargo lo que parece una tensa convivencia puede no serlo tanto, ya que las nuevas generaciones de inmigrantes musulmanes progresivamente van tomando los valores de la Ilustración y adaptándolos a su religión. El concepto de Euroislam se ha postulado como la fusión de la religión mahometana con conceptos como los derechos humanos, la igualdad de género y la democracia. El surgimiento de intelectuales como Ziauddin Sardar, un escritor británico de origen pakistaní, parece confirmar esta idea. Sardar postula en libros como Buscando el paraíso desesperadamente: Viajes de un musulmán escéptico y El futuro de la religión musulmana, que las escrituras son producto de su tiempo y deben ser re-examinadas por cada generación, para evitar la obsolescencia, además de abogar por el multiulturalismo como una forma de otorgar poder a las culturas no occidentales. Toma nota también del curioso hecho de que los “otros” se han integrado profundamente en el antiguo Imperio Británico y costumbres, tradiciones y elementos de otras culturas que antaño eran despreciados, son hoy parte fundamental de la vida en el Reino Unido.

Otra vertiente del reformismo islámico es menos filosófica, pero no por ello menos transgresora y tolerante. La música ha sido el vehículo escogido para expresar el descontento con las formas más tradicionales del Islam en el caso de la cantante noruega Deeyah, quien en uno de sus videos, viste una burka y luce silenciada con cinta adhesiva en su boca, para al final del video, salir de la burka, y emerger en un bikini, en una metamorfosis cultural análoga a la de las mariposas. Existe incluso un género nuevo, el Taqwacore, del árabe taqwa, devoción y el inglés hardcore, un género de punk rock. El género fue prefigurado en una novela de Michael Muhammad Knight, un norteamericano criado en el catolicismo y luego converso al Islam, pero que ha cobrado existencia real en grupos como The Kominas, es decir, “Los Bastardos” en urdu. La primera canción de esta banda puede traducirse rudamente como “Rumi fue un homosexual (pero Wahhaj es un maricón)” en respuesta a declaraciones homofóbicas del imam Siraj Wahhaj y aludiendo a la supuesta homosexualidad del famoso poeta y místico sufí Rumi. Knight participó también en la primera oración de sexo mixto dirigida por una Imam mujer, en 2005.

En esta tónica de un Islam más igualitario, recientemente se ha publicado El Corán, Una Traducción Reformista, obra de tres traductores, dos hombres y una mujer, quienes en sus palabras ofrecen un trabajo con “una compresión no sexista de los textos sagrados”. La traducción al inglés puede descargarse gratuitamente del sitio web: http://www.irshadmanji.com/reformist-quran

No todas las fuentes reformistas se basan en influencias occidentales: algunas parten de un análisis de los textos básicos y de una interpretación restrictiva de la historia de Mahoma. Un ejemplo de esta corriente es el exégeta Javed Ghamidi, quien basándose sólo en el Corán llega a la conclusión de que la muerte para los apóstatas y la jihad como medio de expansión del Islam fueron medidas aplicables sólo en los tiempos del profeta, que se justificaban por circunstancias históricas y por la revelación directa de Alá a Mahoma. Hoy en día tales prácticas no son admisibles desde ningún punto de vista, excepto como un esfuerzo de autodefensa colectiva y organizada, no por individuos aislados. Si bien Ghamidi no se inspira en fuentes occidentales ni en los DDHH, sus conclusiones resultan muy similares a las de muchos reformistas.

Por más que les disguste a los fundamentalistas de cualquier tipo, las creencias humanas son profundamente maleables y pueden utilizarse para justificar casi cualquier cosa. Basta con ver la historia del judaísmo y el cristianismo para ver las atrocidades cometidas en el nombre de Dios y, sin embargo, junto al exterminio de pueblos enteros, ver gestos de devoción y desinterés sin par. A pesar de que la ley mosaica prohíbe el marisco, el cerdo y la mezcla de tejidos, con pena de muerte para los infractores y de que Jesús, en sus propias palabras, no vino a traer la paz sino la espada, los estados más prósperos, libres e igualitarios en toda la historia de la humanidad, las naciones del norte de Europa, son monarquías parlamentarias donde existe una religión oficial (con la excepción de una Finlandia laica) y han surgido de estas tradiciones bárbaras, nutridas con un sinnúmero de influencias culturales, políticas y filosóficas que han desembocado en sociedades pacíficas y tolerantes. No existe ningún motivo por el cual el Islam no pueda experimentar un cambio similar y sabemos que ello ha sucedido antes.

Si bien lo ideal para quien escribe sería que súbitamente desaparecieran los dogmas religiosos y de otro tipo que encadenan las mentes de la raza humana, ello es una fantasía, un mero pensamiento deseoso. La religión es parte integral de la vida y la identidad de miles de millones de personas y no tiene visos de desaparecer en un futuro cercano. Nuestro objetivo ha de ser el fortalecimiento de las versiones más abiertas y pacíficas de cualquier religión, que permitan la colaboración y el entendimiento mutuo, a pesar de las diferencias en la concepción del mundo. Es una necesidad imperiosa el rescatar la tradición de tolerancia y amor al conocimiento del Islam. Nuestros aliados naturales son estos valientes musulmanes, que a pesar de la condena, muchas veces violenta, de algunos de sus pares, persisten en demostrar que se puede ser musulmán y occidental o simplemente, musulmán y tolerante de los otros. Estamos todos juntos en este punto azul pálido que es la Tierra, en palabras de Sagan y no tenemos otra opción que entendernos o morir. Debemos prestar más atención a este movimiento y alentarlo, difundir su mensaje, renunciar a la dualidad ellos/nosotros que considera al Islam como un ente monolítico y bárbaro y no acierta a ver los variados matices entre árabes, persas, chinos, indonesios y otros, que si bien comparten una fe, difieren en muchas otras cosas. Sería este en verdad un mundo mucho mejor si el ingenio de tanta gente se dedicase, a mayor gloria de Alá, a un camino, un tariq, una búsqueda del conocimiento terrenal que permita la resolución de nuestros problemas y la ampliación de nuestros recursos.

Post scriptum:

No debe considerarse este artículo como una defensa del fundamentalismo musulmán o como un hacerse la vista gorda ante las atrocidades del mismo. Precisamente una de las amenazas más grandes a los musulmanes tolerantes son los fundamentalistas, quienes no admiten disenso y quienes a través de actos abominables y viscerales, pero también de estrategias sutiles, tratan de estrangular la discusión. La reciente creación de leyes anti blasfemia y la introducción ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU de una carta de Derechos Humanos Musulmanes que cercena la libertad de expresión limitándola a lo permitido por la sharia no son sino la última expresión de esta corriente que con la excusa de la corrección política y el respeto a las minorías sigue intentando acallar cualquier disidencia.

Referencias:

Blog de Irshad Manji

http://www.irshadmanji.com

Definición de Taqwacore:

http://en.wikipedia.org/wiki/Taqwacore

Ziauddin Sardar

http://en.wikipedia.org/wiki/Ziauddin_Sardar

http://www.ziauddinsardar.com/

Carta de Los Derechos Humanos Musulmanes

http://en.wikipedia.org/wiki/Cairo_Declaration_of_Human_Rights

Reforma turca

http://news.bbc.co.uk/2/hi/europe/7264903.stm